Cuando el Señor llama a su servicio al profeta Jeremías, llamado al que inicialmente se resiste, después obedece con fidelidad por espacio de cuatro décadas. Siendo un jovencito tiene una visión y D-os le pregunta «¿Qué vez tú, Jeremías?» (1:11). Pregunta que nos obliga o incumbe a todos los creyentes de todos los tiempos ¿Qué vez tú…?
Judíos y cristianos somos muy dados a evadir nuestra responsabilidad espiritual delante de D-os. Muchos, incluso, limitan su fe a la sinagoga (o al templo) y casi nunca, sino es que nunca, aplican a sus propias vidas la Palabra del Señor de manera que su fe es meramente nominal, teórica, carecen de una relación espiritual con D-os, como también carecen del conocimiento de su mensaje (Biblia). ¿Cómo creer en un D-os al que no conocen realmente?¿Cómo confiar en El si no saben quién es, qué ha hecho, qué espera de ellos, y cuáles son sus planes eternos para su pueblo? Conocer los ritos y las tradiciones no significa gran cosa si no las conectamos y entendemos a todo el mensaje revelado.
Aunque sí se puede discutir de nuestra fe, sería una necedad e imprudencia hacerlo sin conocer realmente la Biblia ¿Cómo discutir o analizar a fondo las grandes enseñanzas o doctrinas sin conocerlas, sin jamás haberlas leído o muy superficialmente? El mundo posmoderno, se caracteriza por un desconocimiento casi absoluto de la Biblia (la teología les resulta tan lejana como la Luna). Expertos en mover el teléfono celular (móvil) o la computadora, por lo general resultan neófitos o de plano, ignorantes totales en cuanto al mensaje divino.
Lo anterior nos permite preguntar a cada quién: ¿Qué ves tú en el mundo actual? ¿De acuerdo a las profecías bíblicas, qué está sucediendo? ¿Crees que el retorno del Mesías está cercano o no? ¿El judaísmo que practica la mayoría de nuestro pueblo está apegado a la Biblia, sí o no? ¿Si el Señor se manifestara hoy (como lo hacía antaño) consideras que se agradaría de la fe y conducta de judíos y cristianos?
Cuando el Señor le preguntó al profeta acerca de lo que veía, la intención era que supiera de viva voz que Israel se había alejado espiritualmente de El, y que, aunque en apariencia seguían practicando ‘judaísmo’, lo cierto es que su fe estaba reprobada. D-os estaba airado en contra de ellos, tenían años simulando una fe que no tenían; lo que le permite ver a su siervo la realidad, por lo que le envía para que les predique y amoneste, ya que, de lo contrario, Sus justos juicios vendrían contra Israel:
—“Me dijo YHWH: Del norte se soltará el mal sobre todos los moradores de esta tierra. Porque he aquí que yo conozco a todas las familias de los reinos del norte, dice YHWH; y vendrán, y pondrá cada uno su campamento a la entrada de las puertas de Jerusalén… y contra todas las ciudades de Judá. A causa de toda su maldad, proferiré mis juicios contra los que me dejaron…” (Jer 1:14-16).
A su siervo le muestra el peligro que se avecinaba a causa de la impiedad generalizada, de la condición espiritual caída de Israel, sin embargo, al profeta advierte y aconseja lo que tenía qué hacer y las consecuencias a las que estaría expuesto por hacerlo: “Tú, pues, ciñe tus lomos, levántate, y háblales todo cuanto te mande; no temas delante de ellos, para que no te haga yo quebrantar delante de ellos. Porque he aquí que yo te he puesto… contra toda esta tierra, contra los reyes de Judá, sus príncipes, sus sacerdotes, y el pueblo de la tierra. Y pelearán contra ti, pero no te vencerán; porque yo estoy contigo, dice YHWH, para librarte” (1:17-19)
Para desgracia del pueblo de D-os, cuando nos apartamos de su mensaje y la vida se rige por los conceptos y patrones del mundo, además de perder la protección del Señor, nos exponemos a sus juicios. En la época de Jeremías sacerdotes, levitas y profetas (cohaniím, leviím y neviím) eran un mero ornamento de la tradición, un formalismo exterior inútil delante de D-os, por cuanto no ejercían la función para la que les llamó el Señor: “Los sacerdotes no dijeron: ¿Dónde está YHWH? Y los que tenían la ley no me conocieron; y los pastores se rebelaron contra mí, y los profetas profetizaron en nombre de Baal, y anduvieron tras lo que no aprovecha. Por tanto, contenderá aún con vosotros, dijo YHWH, y con los hijos de vuestros hijos pleitearé” (Jer 2:8-9)
¿Tú y yo vemos lo que está sucediendo en el mundo? Si la respuesta es afirmativa, si lo que vemos nos desgrada y lo reprobamos considerando que va contra D-os y la fe que Él nos revelado, nos pone en la ruta del retorno, a una verdadera teshuvá. ¿De qué podría servir (delante de D-os) haber celebrado el Bar o Bat Mitzvá, ir a las fiestas y asistir regularmente al shabat, si no amamos a D-os como Él nos pide? ¡De nada, absolutamente de nada!
Sucede lo mismo con el católico gentil. De nada le sirve haber sido bautizado, hacer la primera comu-nión, asistir a misa, etcétera. Si no ama a D-os por sobre todas las cosas y no obedece su mensaje (Bi-blia), su fe de apariencias no le sirve de nada. Es absolutamente inútil.
¿Qué diferencia pudiera haber entre un judío (o cristiano de la corriente que sea) con un hombre o mujer mundano que viva y se rija por los patrones y conductas imperantes en la sociedad, que la Biblia sea un ornamento de biblioteca (cuyas enseñanzas y mandamientos son desco-nocidos por la persona)? ¡Delante de D-os ninguna! Tan impío el uno como el otro. Quien piense que el judaísmo es la práctica de cierto ritos y oraciones en hebreo, así como la celebración anual de ciertas fiestas, de cierto que no ha entendido nada de la fe que dice practicar. El D-os de Israel es para esa persona un desconocido (aunque también él es un desconocido para D-os).
¿Cuál es entonces el camino correcto para todo judío? El camino trazado por D-os en la Biblia.No hay nada que inventar, ni ritos y rezos para agradar al Señor. A eso se refería el Creador cuando dijo a Israel (y al ser humano caído que le busque y se arrepienta): “Mirad hacia Mí, y seréis salvos, en todos los confines de la tierra, porque soy Dios, y no hay ningún otro” (Isaías 45:22). El único lugar donde podemos encontrar a D-os y ser encontrados por El es en la Biblia, ya que es justamente en ese bendito libro dónde el Señor se revela tal y como es él, y no como lo han inventado unos y otros. En sus páginas nos explica nuestra condición caída y pecaminosa, así como el plan que en su amor implementó para salvarnos y cómo en su gracia y amor envió a su propio hijo el Mesías YESHUA, del linaje del rey David, para morir como cordero inocente en la Pascua del año 33 del primer siglo y con su sangre inocente pagara nuestros muchos pecados satisfaciendo para siempre la justicia airada y ofendida de Dios el Padre. Pero, si se desconoce la Biblia, por ende, se desconocen las doctrinas contenidas en ese bendito libro, lo que se convierte en un círculo vicioso (de carácter espiritual) que sólo se puede romper por el Ruach ha Kodesh (E.S.) cuando buscamos a D-os de todo corazón.
Finalmente, no se trata de si los judíos mesiánicos tenemos la razón, o si los conservadores, ortodoxos o reformados la tienen. Sólo D-os la tiene y sólo en su Palabra revelada (Biblia) está la verdad, así como su mensaje de salvación, de tal manera que a todos nos corresponde buscar esa verdad y obedecer ese mensaje. Discutir quien tiene la razón puede convertirse en un ejercicio inútil y nocivo, pues como nos advierte el Señor «Buscadme a mí, y sed salvos todos los términos de la tierra, porque yo soy Dios, y no hay más»” (Isaías 45:22).
Después de leer esta reflexión, yo te pregunto con fraternal respeto ¿Qué ves tú, estimado lector? Espero que veas el amor de D-os para ti, de su llamado paternal, ya que nadie en el mundo podrá amarnos más que D-os mismo, pues como nos anuncia la Escritura y con esto concluyo: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, sino que tenga vida eterna” (Yohanán-Juan 3:16) SHALOM.
El rabino Manuel Hernández es consejero espiritual de la AJMM. Email:mahergo1950@gmail.com