Las Sagradas Escrituras nos hablan de las «shalosh regalim» o fiestas de peregrinaje. Cada una de ellas es explicada a detalle de cómo y cuándo se deberían festejar. Lo que la mayoría de las corrientes judías no considera es su sentido espiritual en el plan profético Divino, dentro del cual, cada una de ellas cumple con un rol específico relacionado con el rescate y salvación del pueblo judío (y la cristiandad que haya sido fiel al Señor) hasta concluir con el esperado Reino eterno del Mesías.
Para muchos, este reino ha dejado de ser una realidad para considerarle apenas un buen deseo, una utopía inalcanzable, fundamentalmente por dos cosas: por desconocer el mensaje divino (Biblia), y por carecer de fe. Por ejemplo, los reformados han abandonado toda fe y esperanza al respecto, como lo señala abiertamente un conocido escritor judío, convirtiendo (los reformados) su ‘judaísmo’ en una simple expresión humanista bien intencionada:
—“En lugar de apoyarse en Dios y esperar que algún acto del cielo alterara el orden de las cosas… Nosotros mismos crearíamos un mundo de gente justa y bondadosa, amable y tierna, educada y culta, creativa y sensible. Así, los judíos reformistas dejaron de hablar de la llegada del Mesías y, en lugar de esto, hablaron de cómo se debe trabajar para que venga la Edad Mesiánica” (Eugene B. Borowitz, Para comprender el judaísmo, pág. 113).
Ante este cuadro de incredulidad que convierte al judaísmo en una mera filosofía religiosa, rab Shaul pregunta: “¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán si no hay quien les predique?” (Rom 10:14). La respuesta la ofrece el Señor mismo quien en su amor y misericordia para su pueblo levantó desde hace dos milenios al judaísmo mesiánico. Pero no porque seamos mejores que nadie, ¡no!. Sino para que se mostrara el amor de D-os, para que Israel pudiera escuchar su mensaje de salvación a través de sus propios hermanos (pues no podemos ignorar que la mayor parte de la cristian-dad ha cometido el mismo pecado que Israel en el pasado ----al no querer que los gentiles también fueran salvados por D-os----, así que el Señor levantó al judaísmo mesiánico para hablarle a su pueblo).
Amor reflejado en la orden del Mesías Yeshua a los judíos mesiánicos del primer siglo: “A estos doce envió Yeshua, y les dio instrucciones, diciendo: Por camino de gentiles no vayáis, y en ciudad de samaritanos no entréis, sino id antes a las ovejas perdidas de la casa de Israel” (Matatiyahu-Mateo 10:5-6).
Su orden se cumplió cabalmente en el primer siglo, pero una vez predicado el mensaje de salvación en Israel a todos sus hermanos, comenzaron a llevarlo fuera de las fronteras de Israel como lo narra la Biblia. A veinte siglos de distancia y habiendo sido predicado el mensaje divino a todos los países y pueblos, el ciclo se ha cerrado, y el movimiento mesiánico debe volver a los suyos y esperar juntos el glorioso retorno del Mesías, de tal forma que se cumpla la advertencia de Yeshua: “Así que los primeros serán los últimos, y los últimos serán los primeros” (Mateo 20:16)
En cuanto a las referidas shalosh regalim, la primera, PESAJ, ya se cumplió en la pascua del año 33 del siglo I, fecha en la que el Mesías Yeshua se ofreció voluntariamente como cordero inocente y sin mancha delante de D-os el Padre, para pagar con su sangre la salvación de los pecadores que crean y se arrepientan de todo corazón… de eso se trata el mensaje Divino del judaísmo, de reconciliar al hombre caído con su D-os, de restaurar la comunión, de conocer Su voluntad y hacerle partícipe de su plan eterno de salvación (un judaísmo solo para esta vida resulta irrelevante y sin sentido espiritual alguno).
La segunda, SHAVUOT, se cumplíó cin-cuenta días después de la anteriormente mencionada. Estando reunidos en oración los apóstoles en Jerusalén —que dicho sea de paso, gobernarán en el reino mesiánico a las 12 tribus de Israel— con otros judíos creyen-tes, el Ruach ha Kodesh (E.S.) se manifiesta en ellos con tal poder y gloria que son transformados lo cual estaba profetizado por Joel (2:23), que todo Jerusalén se entera de aquella visitación divina en la que estos sencillos hombres de fe son fortalecidos por el Espíritu del Señor para ser testigos fieles entre sus hermanos, y una vez cumplido este deber fraternal, llevar, ahora sí, el mensaje de salvación del D-os de Israel a las naciones gentiles.
La cuestión es que habiendo sido ya testigos a todas las naciones, concluye esta parte en los planes divinos, para esperar ahora el retorno glorioso del Mesías, quien iniciará —como está escrito— su reinado eterno en Jerusalén, no que gobernará eternamente en Jerusalén, no, sino que allí lo iniciará y cuando nuestro planeta deje de estar en condiciones de ser habitable, continuará su reinado en otro creado también por El (Isaías 65:17, 2 Pedro 3:13). Por desgracia, la mayoría de judíos (y cristianos) no conocen las Escrituras y muchas de sus creencias carecen de sostén, como también desconocen las doctrinas bíblicas y la revelación completa.
Así que sólo falta por cumplirse la fiesta de SUCOT, que de acuerdo a la Biblia, es el retorno glorioso del Mesías YESHUA, pero ya no como lo hizo hace dos milenios, pues entonces lo hizo para salvarnos y reconciliarnos ante D-os el Padre, sino que ahora lo hará con todo poder y gloria hasta implantar su reino eterno en la ciudad de Jerusalén (Zac 14:3-4, Mat 24:30, Apocalipsis 1:7-8, etc.).
Antes, sin embargo, y no perdiendo de vista que gobernantes malvados y violentos controlan el mundo y la mayoría de las sociedades viven de manera descreída e impía, la Escritura nos advierte que la humanidad entraría en una etapa de maldad y violencia generalizada, algo que ya estamos viendo y padeciendo (tan solo en nuestro país en los últimos cinco años han asesinado a 230 mil personas, desaparecido a más de 50 mil, y el secuestro, robo y extorsión a todo tipo de negocios es algo generalizado, como también el consumo de drogas, las perversiones sexuales y la impiedad).
Pero nuestro país es apenas una pieza del gran rompecabezas que es el mundo. Un mundo dominado como ya se dijo por la maldad, la violencia, y la incredulidad. Sin embargo hay Buenas Nuevas para Israel; en medio de tanta negatividad, el amor y la gracia de su D-os se man-tienen firmes y la anunciada Fiesta de Sucot todo indica que está próxima a celebrarse. Fiesta que se cumplirá con el retorno glorioso del Mesías Yeshua cuyo poder, santidad y justicia serán sentidos por todos los pueblos de la Tierra; los incrédulos y malvados para ser enjuiciados, pero para los creyentes de Israel el cumplimiento pleno de la fiesta: “Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo (sucá) de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios” (Ap 21:3). SHALOM.
Rabino Manuel Hernández G.: es consejero espiritual de la AJMM, tiene Licenciatura y Maestría en Teología, egresado de la Universidad FLET de Miami (graduado con «Summa Cum Laude»).
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